¿DÓNDE NACISTE?

Nací en Santiago (Chile), en la clínica Santa María, pero vivíamos en el sur de Chile en un campo, bastante aislados.


¿CÓMO FUE TU INFANCIA?

Muy bonita. Mis padres eran muy de la familia, mi casa era un club. Amigos míos y de mis hermanos, los domingos las sobremesas eran hasta tarde. Habían esas ganas de estar y la gente lo pasaba bien en casa.

A los 6 años ingresé al Colegio St. George en Santiago, que era el colegio donde había ido mi padre. Allí hice hasta primer año de liceo. Mi padre comenzó a ejercer la diplomacia desde el punto de vista económico. Lo empezaron a mandar a otros países y allí íbamos nosotros. Uno de esos destinos fue Uruguay.


¿CÓMO ESTÁ COMPUESTA TU FAMILIA?

Mis padres fallecieron. Tengo un hermano mayor que vive en Chile y una hermana menor que vive aquí en Uruguay.

¿CÓMO FUE TU PRIMERA VENIDA A URUGUAY?

Fue medio abrupto porque tenía a mi novia en Santiago que era compañera de clase en la facultad y mis amigos, Tenía 17 años y lo único que quería era quedarme en Santiago.

Al principio no me adapte, no tenía ningún interés en adaptarme. A los 6 meses le pedí a mi padre que me dejé ir a vivir y estudiar allá.

Me dejó, alquilé un departamento en Santiago con 17 años. Era un bacán. Estudié Educación Física en la Universidad de Chile, hice toda la carrera allá.


¿CÓMO VOLVISTE Y TE QUEDASTE EN URUGUAY?

Un año fui a dar la vuelta a Sudamérica, estuve en Perú, Brasil y cuando bajaba pasé por Uruguay a visitar a mis padres. En esa estadía conocí una chica que estudiaba Educación Física, nos hicimos amigos y en vez de seguir mi periplo para Santiago me quedé acá.


¿Y QUÉ PASÓ CON TU APARTAMENTO Y TU NOVIA CHILENA?

Sucede que uno de mis hermanos también estaba estudiando en Chile y se encargó de mis cosas. Allá quedaron mis amigos y aquella novia, hoy todos profesores de EF y con quienes sigo manteniendo contacto. Pasé una época muy bonita en Chile, una adolescencia con bastante libertad y con muchas experiencias de vida que fortalecieron mi forma de ser.


¿CUÁL FUE TU PRIMERA EXPERIENCIA LABORAL EN URUGUAY?

Comencé en una escuela pública que se llamaba Abacú. Una gran experiencia y también empecé a trabajar en la Asociación Cristiana de jóvenes. Fueron grandes enseñanzas porque me tocó trabajar con muy buenos directores que me enseñaron muchas cosas.


¿SIEMPRE TUVISTE ES LADO ESPIRITUAL? POR ALGO TE DICEN “EL SENSEI” ¿NO?

Ese lado me lo despertó mi madre, desde muy chico, Mi familia era muy creyente y yo de ese lugar me fui separando hacia otras ideas religiosas como el budismo, spanisharts, leía mucho sobre libros antiguos. Creo que a cada persona lo mueve su luminosidad, todos somos seres buenos y debemos cultivar esa bondad para ser mejores y que las sociedades sean más pacíficas. Manejar mejor las energías y las frecuencias.

¿CÓMO LLEGÁS A OLD BOYS?

Yo tenía un gimnasio en Pocitos y me contacté con la gente de Champagnat. Estuve 12 años muy buenos trabajando con ellos, donde se lograron muchas cosas a nivel de club.

Conocía a Cesar Cat y a Martín Stéfani de cruzarlos en las canchas de rugby y también del barrio. También había sido compañero en La Scuola de uno de los hermanos de Cesar. Así que un día aparecieron los dos y me ofrecieron trabajar en el club, en la parte fisca del plantel superior de rugby.

En aquella época estaban el Pingo (Agustín Pereira), Chapi (Juan Campomar), recuerdo que mi primera practica fue muy estudiada. Yo sabía que estaba entrando a trabajar al mejor club de rugby de Uruguay y si bien siempre me preparo para trabajar, estaba un poco nervioso. Año 2001.


EN ESTOS 20 AÑOS EN OLD BOYS, ¿CUÁLES FUERON LOS MEJORES MOMENTOS QUE TE TOCO VIVIR?

El mejor y más grande momento para mí fue integrarme al club. El día que me sentí un azulgrana más.

Desde el punto de vista rugbístico, fue en 2010 trabajando en aquel Staff que logra el Campeonato después de muchísimos años, fue un gran momento. Todos sentíamos la presión y queríamos demostrar que trabajábamos bien, que podíamos lograr un campeonato. El resultado fue espectacular, un momento de mucha gente encantada con el trabajo que habíamos hecho entre todos.


¿CUÁNTOS AÑOS TRABAJASTE EN ELPLANTEL SUPERIOR?

No sé si es exacto, pero creo que 15 años. Al año de empezar en el club empecé a trabajar con las divisiones juveniles del club y con las divisiones infantiles del colegio. Era un lio, entrenaba desde sub 13 a Primera división. Mis días de rugby eran eternos, llegaba a mi casa, me iba a dormir y soñaba con rugby. Pero un camino que me gustó recorrer. Trabajé con gente impresionante y me enriquecí muchísimo desde el punto de vista profesional y humano.

¿CÓMO VES LOS VALORES DEL COLEGIO, PARA SER TRASLADADOS POR LOS CHICOS AL CLUB CUANDO LLEGAN?

Yo lo miro desde el punto de vista docente, desde mi trabajo. Creo que el pilar básico del ser humano es la educación y en el colegio la educación es muy buena, diría yo que apunta a la excelencia.

Se educa en valores, pero no solamente en los valores fundamentales, sino en los valores más pequeños que apuntalan la educación. En el caso de los chicos que siguen jugando al rugby, ese proceso formativo sigue en M19 y está ligado también a lo que es nuestro juego, nuestra identidad.

Lo podés ver en el comportamiento de nuestros jugadores y entrenadores en la cancha que creo, es ejemplar.

Entre todos seguimos apostando al crecimiento de las personas como personas, más allá de que sean buenos jugadores.

Creo que se complementa muy bien lo que traen del colegio y lo que les ofrece el club.


¿QUÉ PENSAS QUE HAN DEJADO COMO EXPERIENCIA A LOS CHICOS, LOS VIAJES A JAPON?

Fueron experiencias impresionantes, primero porque el jugador de Colegio experimenta por primera vez lo que es jugar un Mundial porque es un Mundial donde participan colegios de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Inglaterra, Francia, Japón. Cada uno de esos colegios se prepara lo mejor posible, increíble la preparación que tienen. Nosotros intentamos hacer lo mismo cada vez que fuimos. La primera vez fue en 2012, nos preparamos excelentemente, sin saber que nos íbamos a encontrar con gente tan bien preparada. La competencia es muy fuerte, con partidos cortos pero muy intensos y con descansos activos porque también queres conocer el lugar.

Los chicos de todos los países empiezan a sentir esa energía que se produce en ese lugar maravilloso donde se hace el Torneo, un campus en el medio de las montañas. La competencia es dura pero muy limpia y al ser colegios y no clubes, brilla otro tipo de educación adentro de la cancha.

¿CÓMO VISTE ESTE ÚLTIMO AÑO DE LA M19?

Este 2022 fue un gran año, de mucha riqueza desde el punto de vista social y de hermandad como club. Se formó un equipo que tuvo mucha identidad. Al final nos ganó bien el equipo que salió campeón, pero también lo podríamos haber ganado nosotros.

Creo que los chicos que suben al Plantel Superior lo hacen con una calidad espectacular, bien preparados.

Los managers trabajaron muy bien, hubo mucho trabajo mental que nos ayudó a superar dificultades durante el año.


¿CÓMO VES EL FUTURO?

Me encantaría seguir entrenando a la M19, seguir actualizando los procesos de crecimiento, acorde a los momentos que vivimos, porque la sociedad va cambiando.

Me gustaría poder manejar los conceptos de manera tal que podamos ser siempre un club destacado, deportiva y socialmente. Hay mucho trabajo para hacer.

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