¿SOS EX ALUMNO DEL COLEGIO? ¿DE QUÉ GENERACIÓN?

Si soy ex alumno. Hace muchísimo tiempo, imagínate que tengo 83 años.

Básicamente el Colegio se establece porque las compañías británicas como el Ferrocarril, Aguas corrientes, Frigoríficos, etc., cuando venían a Uruguay lo hacían con un contrato y los directivos venían con sus familias. Cuando a los 3, 4 o 5 años volvían a Inglaterra, sus hijos se tenían que insertar de nuevo en sistema educacional británico. No solamente era el idioma sino las materias que se estudiaban en Gran Bretaña.

¿QUÉ FAMILIAR TUYO FUE EL QUE VINO?

Mi abuelo, vino a trabajar al ferrocarril. Después mi padre que estudió en el British y trabajaba en un frigorífico inglés.

¿LLEGASTE A IR AL BRITISH DE POCITOS?

Si, recuerdo que las clases eran chicas de 20 o 22 alumnos y más de la mitad éramos de origen británico, yo hablaba inglés en mi casa y en el Colegio no se podía hablar español y en eso eran muy severos. Estabas jugando al futbol en el patio y le gritabas a un compañero “¡pásamela!” y marchabas automáticamente en penitencia. Tenías que ir a la sala de profesores después del horario de clase y te daban una hoja con poesía inglesa y hasta que no la aprendías de memoria no te podías ir. Imagínate, nunca más se te ocurría gritar “¡pásamela!” (risas).

¿QUE OTROS RECUERDOS DE LA EDAD ESCOLAR?

Los deportes. El rugby era obligatorio, pero a mí me gustaba el basquetbol. De hecho, jugué en Biguá y llegué a jugar algunos partidos en el primer equipo, cuando terminé el Colegio. Entonces Biguá estaba en Segunda o Tercera. A Primera llego muchos años después.

Ahora, el poder de convocatoria del Colegio es tremendo. Cuando hicieron 50 años de nuestra entrada a jardinera, hicimos una reunión. Eso siempre lo arreglan las chicas. Había compañeros de clase por todo el mundo. Unos vivían en Argentina, Gran Bretaña, Alemania, otros en Estados Unidos, Chile. Vinieron todos, fue una cosa fantástica. Y te cuento más, era como si nos hubiéramos visto ayer.

¿TE ACORDAS COMO FUE LA TRANSICIÓN DEL COLEGIO AL CLUB?

Yo estuve durante un tiempo fuera de Uruguay, me fui a Manchester a estudiar una parte de la economía que necesitaba saber porque trabajaba para una multinacional inglesa y me mandaron para allá a estudiar y trabajar. Luego regresé y me vinculé con el club, pero unos cuantos años después.

¿CÓMO TE VOLVISTE A ARRIMAR AL CLUB?

Tenía una oficina en la Plaza Zabala, a 3 cuadras de la sede de Lindolfo Cuestas y un día me invitaron a jugar al squash. Nunca había jugado. Cuando llegué a la sede, conocía a todos. Empecé a jugar e iba todos los días. Jugaba un partido de squash y después almorzaba. Los juegos de cartas nunca me gustaron mucho así que le metía al deporte.

¿SIEMPRE TUVISTE PERFIL DE DIRIGENTE?

No sé. Un día me invitaron a participar de una Comisión Directiva. Éramos todos amigos así que acepté con mucho gusto. Del mismo modo llegué a la Presidencia. Un día me dijeron “Te toca a ti”.

¿CÓMO ERA EL CLUB EN ESA EPOCA?

Era un club diferente, un club sólo de hombres. Entonces había gente que se pegaba una ducha después de jugar squash, se tapaba un poco con la toalla y se sentaba a comer como si nada (risas).

No podían entrar mujeres. Escucha esta anécdota porque es muy fuerte: Se organizaba una cena Anual a la cual se invitaba al Embajador y un año vino una mujer de Embajadora. Imagínate el despiole que se armó, discusiones por todos lados. Conclusión: ¡ese año no se hizo la cena! (risas).

Cuando se empezó a hablar de la unión con las Old Girls, empezaron a ir algunas chicas al club para ver cómo se podían organizar para convertirse en Old Boys & Girls. Generalmente eran las novias de los chicos.

A mí me tocó hablar en una Asamblea y pregunté ¿Ustedes están dispuestos a romper una tradición de 80 años? Porque yo respetaba las tradiciones, pero los yoruguas no querían saber nada y fueron las novias las que terminaron presionando para que se haga.

¿QUÉ TE TOCÓ HACER COMO PRESIDENTE?

Había que mejorar cosas en la sede, pero fundamentalmente había que mejorar las relaciones con el Board y el tema con el Cricket, todas las fuerzas estaban puestas en que dejaran el predio del Colegio. Llegó a pasar de tener que jugar partidos de locatarios y tener que salir a alquilar cancha afuera, lejos de acá.

El objetivo era poder usar las instalaciones como Club. Costó mucho llegar a esto.

¿HOY SOS UN SOCIO ACTIVO?

No. Vivo en el centro. Para los viejos es lo mejor.

Pero vengo para los eventos importantes como lo fue la fiesta de los 100 años del Club.

¿Y LOS FINES DE SEMANA QUE HACES?

Voy a Maroñas. Es mi afición y es una tradición familiar que comenzó mi padre. Era amigo del padre de los Invernizzi y compartían esa pasión. Durante la semana nado todos los días en el Juventus, hoy es una excepción porque tuve que venir acá (risas). Hago unas 60 piscinas diarias. Es muy aburrido nadar, pero fantástico porque no apoyas nada, ni los tobillos ni las rodillas ni la espalda. No te duele nada, te saca los dolores de todo. Hay que bancar porque tu cuando caminas vas mirando cosas. Aquí vas mirando para abajo y lo único que se ve es el piso de la piscina y agua (risas).

¿QUÉ MENSAJE LE DEJARIAS A ESOS JOVENES QUE VAN TERMINANDO LA ETAPA DEL COLEGIO Y TIENEN QUE ELEGIR SI SEGUIR EN EL CLUB?

Que no dejen esto nunca. Yo hoy llegué acá y me saludaron con un cordial ¿cómo estás? Acá saben quién sos.

A mí me pasó en una cena, una persona me paró por la corbata de Old Boys, que además me parece una hermosa corbata (se la acomoda, la tiene puesta). Un simposio en el Victoria Plaza, un tipo me para y me dice “You are an Old Boy” y aunque no lo conocía nos pusimos a conversar, él también lo era.

Que no abandonen esto. Los uruguayos no son muy de las tradiciones, les cambian el nombre a las calles todos los días (risas), y los británicos son todo lo contrario. De chico te enseñan a querer y respetar las tradiciones, que son las que mantienen nuestros ideales vivos.

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