¿SOS EX ALUMNO DEL COLEGIO? ¿DE QUÉ GENERACIÓN?

Soy de la generación que salió del Colegio en el 76.

Hice la escuela primaria en el St. Andrews y parte del Liceo en el British. Era un alumno un poco inquieto y el último día de clase me invitaron a no ir (risas). Hice 5to y 6to en el Juan XXIII y después fui a la Universidad de la República.

Mi generación del British tiene una particularidad. Había un colegio, el Sagrado Corazón, que era de mujeres exclusivamente y justo el año en que entrábamos a Liceo, ese colegio cerró.

Hubo una gran entrada de mujeres al Colegio y quedamos pocos varones. En mi clase llegamos a ser 27 mujeres y 3 varones.

Eso nos llevó a tener que jugar con la generación grande del Colegio, porque no podíamos armar un equipo competitivo. De ahí mi amistad con Pepo (Alfredo Invernizzi), Mocho (Rafael Gari), Jaun Deal, Vicente Rocco. Como que nos pegamos a la generación más grande.

¿ERA UN COLEGIO CON REGLAS RÍGIDAS?

Era un colegio bárbaro.

Uno ahora cuando mira para atrás se da cuenta de que es un afortunado de haber podido venir al Colegio. Por lo que aprendías, por cómo aprendías, por las amistades que hacías, el compañerismo.

El Colegio tiene una dosis muy buena de actividades extra curriculares y sobre todo mucho deporte colectivo. Que eso cohesiona y une mucho y hace que las generaciones terminen muy unidas, siempre.

La generación nuestra, no la deportiva sino la curricular, nos seguimos juntando cada 10 años y es formidable. Tenemos un grupo de WhatsApp que somos como 90 y el día que hay un cumpleaños está insoportable (risas). Pero está bueno, seguimos alimentando ese vínculo y cuando uno se encuentra con un compañero de generación, se siente contento de encontrárselo.

¿CÓMO FUE LA TRANSICIÓN DE PASAR DE JUGAR EN LA FIRST XV A PONERSE LA CAMISETA AZULGRANA?

Mi hermano mayor, Juan, ya jugaba en Old Boys y en la Selección uruguaya y siempre lo iba a ver. Juan era ala, jugaba bárbaro, campeón con Old Boys en aquel recordado equipo del 75, ya desde aquel entonces lo iba a ver. Entonces, cuando me tocó subir al Plantel Superior, me sentía muy integrado.

Había una intermedia y jugaba ahí. A los 17 años jugué mi primer partido en Primera y jugué sin parar hasta los 22, que dejé de jugar.

¿POR QUÉ DEJASTE DE JUGAR TAN JOVEN?

La verdad que miro para atrás y me da lástima. Me rompía siempre, era un poco agresivo con mi cuerpo, pero lo que me pasó a los 21 fue que estuve 3 meses fracturado en la muñeca, jugando para la Selección menores de 21 de Uruguay. Volví antes de tiempo y me fracturé el brazo. Ahí me encontraron que tenía un problema en los huesos y me pusieron un fierro y me dijeron que no juagara más. En aquella época te agarraban los médicos del Hospital Británico y la solución era meterte una chapa que todavía tengo. Decidí dejar de jugar.

Estuve 5 o 6 años sin venir al club porque cuando dejé, vine a ver un partido y no me aguanté, no podía estar mirando de afuera, me desesperaba. Enseguida entre en la Directiva y ya más de viejo me colaba en algún partido de Intermedia y esas cosas.

¿SIEMPRE TUVISTE PERFIL DE DIRIGENTE? ¿CÓMO EMPEZASTE A SER DIRIGENTE EN EL CLUB?

No, no tenía ningún perfil de dirigente. Es más, yo siempre le agradezco a la camarilla Invernizzi el haberme permitido formar parte.

En aquel entonces Pepo, Paco, Jejo un poco menos, pero eran muy alma mater de organizar las cosas: el equipo de fútbol o rugby y como yo estaba mucho con ellos, también participaba.

En realidad, volví activamente al club cuando por primera vez hubo lucha electoral. Había 2 listas para elegir Presidente. Una que armó Gabriel Varela en la que a mí me llevaba de tesorero, con el Gordo (Martín) Guerra de Secretario, estaba Juan Cat, un grupo nuevo, pero con la presencia de Gabriel como cabeza.

Ahí volví al club activamente.

¿CÓMO ERA EL CLUB?

Era un club muy bohemio, la sede estaba en la Ciudad Vieja. Era muy amateur en el manejo y lo que intentamos hacer fue darle un cambio. Estuve unos años trabajando en la parte dirigencial y después me pasé a la parte deportiva. Entrené a los juveniles menores de 19 primero y después entrené la Reserva y la Primera.

Ahora no se ve tan así, está mucho más organizado institucionalmente, pero antes jugabas y eras dirigente.

Mientras yo participé el club atravesó por 3 etapas.

Una primera etapa muy bohemia con la sede en la Ciudad Vieja, ojo que no lo critico. Corríamos los martes y jueves en la rambla y después íbamos a jugar a las cartas, al dudo a tomar algo y a veces los martes nos íbamos al cine. Los backs hacían las jugadas en la calle, era una cosa de locos. Éramos jugadores y a la vez dirigentes de un club que no tenía canchas, el Colegio nos prestaba las canchas. Pero durante esa etapa se logró algo muy importante que fue recuperar la relación con el Colegio y contribuir para que el British vuelva a tener el control total sobre su propiedad.

Después hubo una etapa más Institucional e Internacional que es donde mayor participación tuve. Nos parecía que, para fomentar el deporte, había que darles más a los jugadores y empezamos con el tema del Seven y los viajes. Aparecieron los patrocinadores y nos dedicamos mucho a eso.

Después hubo una tercera etapa liderada por Pepo que se caracterizó por el crecimiento sostenido de la infraestructura, se hizo la Sede, se creció en número de socios y ese trabajo fue continuado por los siguientes Presidentes hasta hoy, centrando la atención en la vida social del club.

Es una evolución de muchos años y hoy el club tiene internacionalidad, infraestructura, tiene “la suma de todos nuestros amores” como dice Laura Canoura.

¿TE ACORDAS QUIÉN TE PROPUO SER PRESIDENTE DE OLD BOYS & GIRLS?

No me acuerdo nada. Yo pasaba de Secretario a Tesorero, de Tesorero a Vocal y de Vocal a Secretario. Y acá en Old Boys un día alguien te dice “Te toca a vos”. Acá no hay campañas y nadie dice “yo quiero ser Presidente”.

No sé cómo es ahora, pero en aquel entonces los que laburaban eran el Presidente y el Tesorero. Los demás iban a tirar ideas y terminaban la reunión de Directiva, se iban y quedaban el Presidente y el Tesorero.

Después de tantos años de estar ahí un día alguien me dijo “te toca a vos”. Y fui.

¿QUÉ TE TOCÓ HACER O QUE PERIODO DEL CLUB TE TOCÓ ATRAVESAR?

No me puedo acordar puntualmente. Estuve muchos años en la Directiva y se me confunden los años. Pero estuvieron marcados en el ámbito deportivo por la parte Internacional y el Seven de Punta del Este, los viajes y la relación con el rugby argentino.

En lo Institucional por el esfuerzo en siempre alimentar el vínculo con el Colegio. Eso fue lo que me marcó.

Creo que el viaje a Sudáfrica en 1980 también fue turning point, muchos de los que después fuimos directivos, o entrenaron equipos, o jugaron, o siguen al costado de la cancha hoy, participamos de aquel viaje.

¿ESTABAS ADENTRO CUANDO SE INAUGURÓ LA SEDE?

No. Esta sede es un acierto de Pepo Invernizzi. Había una opción para ir al Club Hípico de Solymar y yo era hincha de aquella opción. Hicimos una reunión para convencer a Pepo que era el Presidente. Dijo que no y fue un acierto porque ese link con el colegio nunca se hubiera logrado en Solymar y porque Juan Deal es un gran arquitecto. Juan y Ricardo Deal fueron a Sudáfrica en el 80.

VOS QUE VIVISTE TODAS ETAPAS ¿QUÉ SENSACIÓN TE DA EL CLUB HOY?

Me parece que está bárbaro. Era inimaginable pensar en esta cantidad de gente haciendo deporte. Nosotros pensábamos que no tenía que haber jugadores de futbol porque le sacaba gente al rugby…imagínate.

Hoy hay una identidad y un disfrute por parte de los chicos, los que dejan de hacer deporte se acercan a colaborar en otras funciones.

Normalmente en los clubes los Presidentes tienen 50, 60, 70 años, acá siempre son jóvenes. Yo fui con 34, Norman Fox con 28.

Esta bueno, la gente hace la carrera: Juega, entrena, va a la directiva y después viene el sábado o domingo a la cancha a alentar.

Es un círculo virtuoso y dejas al de atrás que tome la posta.

¿QUÉ MENSAJE LE DEJARÍAS A LOS CHICOS QUE VAN TERMINANDO EL COLEGIO Y MIRAN LA POSIBILIDAD DE SUMARSE AL CLUB?

Yo creo que al que mucho se le da, mucho se le exige. Nosotros tenemos la suerte de haber ido al mejor colegio del Uruguay, tenemos la suerte de tener un club como este. Entonces primero se disfruta y después se le devuelve. Así tiene que ser en la sociedad también y en la vida.

No todo es recibir de la vida. Es también dar.

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