¿SOS EX ALUMNO DEL COLEGIO? ¿DE QUÉ GENERACIÓN?

Soy ex alumno. Hice los 13 años de escolaridad en el British. Entré en Prep 1 en marzo del 66, hice 4to de Liceo en el 1977. Ahí parte de mi generación se fue y otros nos quedamos a hacer el IB, o preparatorios para facultad y egresé en el 78, luego de cursar el 6to año de Liceo.

Somos la segunda generación que hizo todos los años, la escolaridad completa en Carrasco.

¿QUIÉNES SON TUS COMPAÑEROS DE AQUELLA EPOCA?

De los que vienen al club Paco (Salvador) Invernizzi, compañero de toda la vida, del colegio y facultad, Guillermo Symonds, Santiago Bordaberry, de lo mejor que he visto en el rugby uruguayo, Pela (Felipe) Puig, Carlos Voulminot.

¿CÓMO FUE LA TRANSICION DEL COLEGIO AL CLUB?

Era un momento muy especial para nosotros. Todos estábamos diciendo, Pa, ¿cuándo me llega? Zafé del bautismo porque ese año no hubo, aparentemente al anterior había sido muy crudo y se suspendió, pero era un momento que se vivía con mucha ilusión.

Nosotros íbamos a ver a Old Boys todos los fines de semana. Cuando se iba acercando el momento pensabas “en un tiempo me va a tocar jugar con estos tipos”.

Encima, a poco de llegar al Plantel Superior se empezó a organizar una gira a Sudáfrica, que terminó siendo un hito no solo deportivo para la historia del club sino también personal.

Yo era una persona antes de salir del aeropuerto de Montevideo y otra cuando volví.

¿EN QUE TE CAMBIO ESE VIAJE?

Me encontré con un mundo nuevo, de amigos muy divertidos. Gente que hasta el día de hoy son mis hermanos mayores porque de aquel grupo soy de los más jóvenes y pienso que el Colegio tuvo mucho que ver en la unión de ese grupo. Teníamos mucho en común y eso nos hacía sentir una familia.

 

¿SIEMPRE TUVISTE PERFIL DE DIRIGENTE?

Me encanta meterme en líos (risas). Me pasa que cuando disfruto de algo no me gusta que otros tengan que trabajar para que yo disfrute. Es una cuestión de responsabilidad. Me gusta organizarlo para que salga mejor y a la vez otros lo puedan disfrutar. Me pasaba en el club, en el colegio.

Me mudé a un edificio y la semana de haber llegado ya estaba al frente de la administración.

¿EMPEZASTE POR LA DIRECTIVA?

No, derecho a la Presidencia. Un día estaba viendo un partido de Old Boys y cuando terminó me estaba yendo y me agarra Alfonso (Varela) y me dice “Che Gato a ver que te parece, te toca a vos”.

Yo estaba en un momento especial de mi vida y la verdad que fue un orgullo inmenso.

NO SABÍAS LO QUE TE ESPERABA A NIVEL DE LA COYUNTURA ECONOMICA DEL PAIS, DE LA REGIÓN Y DEL MUNDO

Exacto. Ya se veía venir que el Club entraba en una fase de cambios, El Cricket ya se había ido. Lindolfo Cuestas estaba en retroceso y había que hacer cambios, se veía que el club estaba pronto para pegar un salto y viendo eso, pensé en dar un golpe de timón jugado, un sacudón. Armé una comisión directiva con todos chicos jóvenes, varios de los cuales terminaron siendo directivos importantes como Fede Salveraglio que terminó formando parte del Board y nuestro actual Presidente Juanma Gutiérrez, que aún eran jugadores de rugby. También sumé a Paco Invernizzi.

¿QUÉ OBJETIVOS TE PUSISTE COMO PRESIDENTE?

Como te dije la idea era darle un sacudón. Antes de empezar a planificar lo que íbamos a hacer, nos agarró la coyuntura y el Tsunami de 2000 y 2001. Teníamos que organizar el Seven que costaba 500 mil dólares.

Lo primero que me tocó hacer fue irme con la URU a Irlanda a solucionar un problema tremendo que teníamos a nivel del Seven: De la última edición había quedado una diferencia de interpretación, sobre cuáles eran los derechos de televisación que le correspondían al club.

Se había acordado que los derechos de televisación locales o mejor dicho regionales (Latinoamérica incluyendo Argentina), le correspondían al club, en lugar de a la World Rugby (IRB en aquel momento) y eso tenía un valor enorme.

WR decía que no era así, que los derechos de Uruguay y eran los de Uruguay y eso no valía dos pesos.

Me tocó ir a discutir eso. Pablo Oribe de URU me acompañó. Participamos de una reunión de Circuito Mundial de Seven, que había comenzado el año anterior, una mesa enorme con representantes de todos los países participantes. Nosotros planteamos nuestro problema y rebotamos como una pelota. Entonces apelamos al romanticismo y comenzamos a exponer sobre los jugadores más importantes del mundo que venían a Punta del Este porque les divertía y esa era la verdadera esencia del rugby.

El Presidente de IRB que en ese momento era Vernon Pugh me miró y me dijo “my friend, take it or leave it”. Cerrá y vamos.

Me acuerdo que al lado mío tenia sentado al delegado de Nueva Zelanda que estaba copado con nuestro planteo y le cayó a Vernon Pugh con los tapones para adelante, le dijo de todo.

Toda una experiencia, pero no lo logramos.

Después de ese Seven quedamos con una deuda de 40 mil dólares que para el club era una fortuna tremenda, pero por suerte, 2 o 3 socios del club bancaron eso. Se les devolvió el dinero 2 o 3 años después.

Al año siguiente de nuevo. Corralito en Argentina. El presupuesto del Seven se bancaba con los derechos de televisión que se habían cortado y sponsors argentinos.

Veníamos trabajando en la organización del Seven 2002 y llegó un momento que dijimos “esto no va andar, es un peligro”. Me acuerdo de la reunión que hicimos en la oficina que teníamos en Carrasco, en la Galería Roma, después de una conversación que tuvimos con un sponsor argentino, tuvimos que tomar la triste decisión de suspender el seven por primera vez después de tantos años de organizarlo. Fueron momentos duros, el país estaba en llamas.

El Seven de Punta del Este no se hizo en los años 2002 y 2003 y retornó en 2004 con un formato totalmente distinto y con un espíritu también diferente, ya que esta vez se organizó con fines de lucro, para pagar las deudas originadas por las últimas ediciones.

Fue el primer año de Daniel Pelenur que fue manager del Seven y lo manejó muy bien. El Torneo dio un superávit muy grande que nos permitió pagar la deuda y quedarnos con algo de dinero.

Sobre el final de mi ciclo, apareció recién la luz que nos permitía ver con un poco más de optimismo el futuro y fue en una de esas reuniones dónde se planteó seriamente la salida de Lindolfo Cuestas.

¿QUÉ PENSAS CUANDO CÓMO FUNCIONA EL CLUB HOY?

La Directiva hoy está funcionando muy bien. Los más veteranos estamos asumiendo nuestro papel. Tratamos de alejarnos un poco y ver las cosas en perspectiva, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Participamos poco en las cosas del día a día. Estamos ahí, escuchamos y mí me encanta este rol.

La transformación que hemos tenido ha sido buenísima. Nos faltan cosas por supuesto. El club ha pasado de ser un club de rugby a uno de ex alumnos deportistas y nos estamos consolidando como eso, cada día tenemos más actividades. Pero creo que debemos apuntar a ser un club de ex alumnos, con todo lo que eso implica. No necesariamente deportistas.

Porque hoy la Comisión directiva tiene que tomar un rol distinto al que tenía antes. Como la cantidad de deportes ha crecido tanto, se tiene que ocupar de mantener contentos a todos y no es una tarea fácil. Todos tenemos que subir un escalón para apuntar a tener un club de ex alumnos por excelencia.

¿QUÉ MENSAJE LE DEJARÍAS A LOS CHICOS QUE VAN TERMINANDO EL COLEGIO Y VEN EL CLUB COMO UN ESPACIO PARA SEGUIR COMPARTIENDO LOS VALORES QUE LES INCULCARON?

Muchos. Esta es su casa. Hasta ahora estuvieron en el Colegio que es el lugar de estudio y trabajo para decirlo de alguna forma y ahora tienen la continuidad del Colegio en un ámbito de diversión y disfrute con amigos y “hermanos mayores”.

Y otra cosa, uno visualiza el deporte como único camino cuando piensa en venir al Club, pero hay otras cosas, como la carrera dirigencial por ejemplo. Así como la Directiva tiene la obligación de pensar en sus sucesores, hay chicos que a lo mejor no practican deportes, pero les guste sumarse desde otro lado.

También los que vienen pueden pensar en eso.

Ser dirigente es una tarea muy agradable.

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