¿SOS EX ALUMNO DEL COLEGIO?

Sí, soy de la generación que salimos del Colegio en el 69. Tengo 70 años y cuando yo arranqué, era el año 1957 y el Colegio estaba en Pocitos, en la calle José Benito Lamas. Allí estuve hasta 4to de primaria fecha en que el Colegio decidió que nos mudáramos al predio de Carrasco, al edificio del Senior. Ya estando en Liceo, se empezó a construir el edificio donde empezó a funcionar el Junior School. Mi vida siempre estuvo ligada al Colegio, es una etapa que recuerdo con mucho cariño.

En aquella época no había 5to y 6to de liceo o preparatorios, por lo que mi periplo en el Colegio terminó en 4to de liceo. Muchos de mis compañeros se fueron a hacer preparatorios al Liceo Francés.

¿JUGASTE AL RUGBY?

Yo soy muy futbolero. Sigo siendo. Mi hijo todavía juega. Me gusta mucho el fútbol.

Llegué a jugar al rugby, pero no era un buen jugador. Jugué en el colegio, fui de invitado a una gira a Chile porque el apertura del First XV que era Gabriel Varela, se había lastimado y me llevaron a mí. Tuve una actuación mediocre, pero yo era contemporáneo de Michael Smith y en aquella gira lo único que teníamos que hacer era darle la pelota y esperar a que el tipo haga el try. Un fenómeno, de los mejores jugadores de rugby que he visto en mi vida. Y un gran tipo.

¿CÓMO ERA EL PREDIO DEL COLEGIO?

Estaban las canchas bastante parecidas a como están hoy.

Lo que sí era bien diferente que, en aquella época, quienes habían fundado el colegio, un grupo de personas de origen británico, que en su origen eran socios del Montevideo Cricket, habían fundado el Britsh Schools Society.

Originalmente habían hecho un contrato, por el cual todo este predio que era maravilloso con piscina y canchas de tenis y fútbol era utilizado por ellos. Eso generó ciertos enfrentamientos porque lo que comenzó a ocurrir es que los fundadores originales del Cricket, poco a poco dejaron de ser los que habían fundado el Colegio, se empezaron a distanciar y los que venían nada tenían que ver con el Colegio.

Entonces el Cricket quedó, digamos, ocupando un lugar, cuando no había casi afinidad entre esos socios del Cricket y el Colegio.

Entonces el Colegio y los ex alumnos empezamos a advertir que era en cierto modo injusto lo que ocurría. Durante mucho tiempo que. en base a ese contrato que era leonino a favor del Cricket, Old Boys siempre quedaba relegado en cuanto al uso de las canchas y de las instalaciones y la gente que las usaba, nada tenían que ver con el Colegio.

Llevó muchísimo tiempo. De hecho, como Presidente una de las tareas que me tocó en aquella época fue negociar para rescindir ese contrato.

¿PARTICIPASTE DE ESAS NEGOCIACIONES? ¿CÓMO INICIARON EL RELACIONAMIENTO CON EL COLEGIO?

Hubo muchos años en que la relación del Board del Colegio y Old Boys no fue lo cercana que debió haber sido, no había un vínculo sólido de amistad que debería haber entre los ex alumnos de un Colegio y el Colegio. Pienso que el hecho de que el Cricket estuviera incrustado en este predio y Old Boys tuviera su sede en la Ciudad Vieja, favoreció a esa suerte de distanciamiento afectivo.

Entonces decidimos revertir esa situación y nos fuimos acercando, después nos empezaron a invitar a las reuniones una vez por mes, empezamos a trabajar para que los profesores de rugby del colegio sean jugadores de Old Boys. Fue un movimiento que comenzó en los tempranos 80´s y nosotros impulsamos mucho.

Esa decisión además de acertada, fue creando la convicción de parte del propio Board, de que aquel contrato leonino que tenían firmado con el Cricket, era injusto.

Entonces todo eso hizo que el Board empezara a estudiar la posibilidad de que el Colegio recuperara el control de su predio y esa idea era también apoyada por los padres que venían a compartir los fines de semana con sus hijos y esto era un hervidero de gente desconocida.

En determinado momento, a pedido del Board empezamos a estudiar la posibilidad de anular ese contrato. Fue una tarea jurídica que emprendimos Pedro Bordaberry y yo, pero en la que colaboró mucha gente como Ricardo Deal, José Luis Puig, Martín Guerra, se formó un equipo de gente muy buena. Fue más o menos coincidente con la época donde se empezó a organizar el Seven de Punta del Este, cosa que le dio a Old Boys prestigio institucional. Pasó a ser un club que era capaz de traer a los mejores jugadores de rugby del mundo a jugar seven en los días de mayor esplendor de Punta del Este. Eso también ayudó a que el Colegio nos empezara a mirar de otra manera.

La cosa es que nos encargaron la tarea jurídica de estudiar la posibilidad de rescindir el contrato con el Cricket y si me preguntás que fue lo más importante que me tocó hacer como Presidente, te diría que de lo que me siento más orgulloso es de haber logrado rescindir el contrato con el Cricket. No fue nada sencillo. El Presidente de aquella época del Cricket era Henry Frederick que trabajaba para un banco del que yo era abogado. Las negociaciones fueron muy duras, muy tensas, de mucho trabajo.

Felizmente llegamos a un acuerdo con el Cricket, ellos compraron un predio allá en La Asunción donde están hasta el día de hoy, en una zona que también ha crecido mucho.

Aquel hecho cambió por completo la historia del Colegio y del club. Ahora quedaba encarar el tema de aquella querida sede de Lindolfo Cuestas.

¿SIEMPRE TUVISTE PERFIL DE DIRIGENTE?

En realidad, al principio no. Siempre iba al club, jugaba al squash, me iba bien en la carrera, como que tenía un perfil que podía llegar a encuadrar para ser directivo de Old Boys. Pero no era ni mi vocación, ni yo me lo imaginaba ni lo busqué. Éramos un grupo de varios que íbamos, entre los que estaban Gabriel y Alfonso Varela, Norman Fox, Ricardo Deal, Pedro Bordaberry, José Luis Puig, Nacho Vilaseca, Ronnie Mc Gregor, Juan Cat, Jorge Paolino, Juan Enrique Gomensoro que era el baluarte del fútbol y otros que no recuerdo ahora. Entonces se me empezó a pedir si podía colaborar y bueno, obviamente que no pude decir que no y lo hice con mucho gusto. La verdad que fueron años muy fructíferos en los que generamos una muy buena relación con toda esa gente que después muchos de ellos fueron presidentes o directivos, o lo siguen siendo. Éramos un grupo de amigos de 40 o 50 personas que íbamos a la sede.

Cuando me propusieron ser Presidente acepté con mucho gusto y me fui involucrando más en los temas del equipo de rugby del cual estaba alejado, en algunos momentos tuvimos problemas económicos, hasta vendimos rifas para solventar el presupuesto del club.

Mis hijos siguieron ese camino, jugaron al fútbol en la Liga Universitaria para Old Boys toda la vida y siguen jugando ahora en la + 40. Se trajeron a Forlán (Diego) así que la tienen más fácil.

Como Presidente no me tocó una muy buena época del rugby de Old Boys, pero siempre se mantuvo el espíritu y la llama prendida.

¿TE PUSISTE ALGÚN OBJETIVO COMO PRESIDENTE? ¿EN QUÉ SITUACIÓN ESTABA EL CLUB? ¿QUÉ PASÓ DURANTE TU MANDATO?

No teníamos un caudal de socios importante, había que poner el foco ahí y comenzar a aumentar el flujo de socios y empezar a generar un sentido de pertenencia mayor al que se tenía. No se podía considerar el hecho irse del Colegio y olvidarse del Colegio y todo aquello que hicimos para acercarnos, perseguía ese propósito. Creo que esa fue una muy buena decisión.

Hubo que poner mucho foco en el tema de las finanzas del club que no andaban bien. Después cuando estuvimos mejor compramos un terreno sobre la calle Washington y construimos una cancha de squash modelo. Y me tocó vivir la época dónde el Seven de Punta del Este estaba explotando, fue inolvidable. No me quiero adjudicar méritos ajenos, pero quienes más contribuyeron al éxito increíble de aquellos Seven fueron Pedro, Gabriel, Martín, Juan Cat Luego, un grupo bastante grande de ex alumnos y directivos dábamos una mano grande.

Al principio no sabíamos dónde lo íbamos a jugar, fuimos a ver al entonces Intendente Burgueño y conseguimos el Campus de Maldonado. Así empezó. Fue una cosa increíble lo que generó, el espíritu de armonía que se formó entre todos los que colaboraron…fue una cosa extraordinaria. Le asignábamos una persona a cada delegación, que era un Old Boys que hacía de ataché. Algunos se hicieron íntimos de los equipos como Chocho Varela con la selección de Fiji. Porque uno de los secretos del éxito del Seven, que tuvo 4 o 5 años absolutamente maravillosos, era que los principales interesados para que se hiciera, eran las máximas estrellas de rugby mundial. Imaginate, venían con el pasaje pago y veían Punta del Este el primer fin de semana de enero, en su máximo esplendor. No podían creer lo que era.

Se generó un vínculo de amistad muy estrecho con jugadores australianos, neozelandeses y el trabajo que hacíamos era absolutamente descomunal: Organizar el Campeonato, los attaché, los hoteles, la fiesta de clausura, la presentación, la prensa, las comidas, los íbamos a buscar a todos al aeropuerto.

Me acuerdo que un año hicimos la presentación en el jardín de la casa de mis viejos en Punta del Este. Mi vieja, una enamorada del jardín. No sabes cómo quedó aquello, tapizado de latas de cerveza. Me costó un montón recomponer la relación con ella (risas).

Lo que pasó con el Seven, la verdad, es que la World Rugby dijo: “pero esto que están haciendo estos tipos no lo podemos desaprovechar”. Armaron el circuito mundial y pusieron una etapa oficial en Mar del Plata y eso nos hizo daño porque los jugadores que ya eran profesionales, no podían decir que no a un Torneo oficial y venir de joda a Punta del Este, donde , después de los partidos, en plena cancha, se organizaban pencas entre los jugadores a ver quién se terminaba antes un buen vaso de cerveza. Era una verdadera fiesta, las tribunas del Campus llenas, nunca nos llovió, los sacábamos a pasear en barco, las chicas se morían por aquellos jugadores. El seven fue una historia maravillosa que le hizo mucho bien al club.

¿SOS UN SOCIO ACTIVO?

Hoy en día vengo a jugar al tenis.

¿CÓMO VES EL CLUB HOY EN GENERAL?

Cuando uno viene a almorzar con gente del exterior… yo he traído clientes y quedan impresionados. El diseño de la sede es magnífico. Nosotros estamos acostumbrados a verlo, pero lo que es esta sede, con el Colegio al lado, esa terraza, poder almorzar ahí un día de sol mirando las canchas es un privilegio que pocos tienen. Es un Club que está destinado a seguir creciendo.

¿QUÉ MENSAJE LE DEJARÍAS A LOS CHICOS QUE VAN TERMINANDO EL COLEGIO Y MIRAN LA POSIBILIDAD DE SUMARSE AL CLUB?

Yo les contaría mi experiencia personal, por ejemplo. Obligado por circunstancias de la vida, yo también me alejé. Pero después uno termina volviendo a sus orígenes y sigue siendo amigo de sus amigos. Creo que tener este club es un privilegio que no se debería desaprovechar y la vida pasa rápido.

Nuestra generación nos juntamos a los 25 y a los 50 años de egresados y cuando lo hacemos, notas que hay un acercamiento natural entre nosotros. Hay muchas cosas que el colegio ha hecho bien, se me viene a la mente las obras de teatro que en nuestra época no existía. No es solamente el deporte, todos los ex alumnos deberían poder aprovechar el club.

Yo los instaría a no alejarse del colegio y del club, aprovecharlo. Hay que ser agradecido en la vida. La educación que te da el British es un privilegio que pocos hemos tenido la suerte de recibir. Si tu mirás, la gente que se educó en el colegio es gente que generalmente le ha ido bien en la vida, que se destacan en sus respectivas profesiones.

No hay ninguna razón que justifique que un ex alumno no esté agradecido al colegio y no tenga el deseo de estrechar esa relación una vez que termina la etapa educativa.

Creo que hay una etapa natural donde por algún motivo te podés alejar, pero terminas volviendo y van a volver cada vez más.

Estoy seguro.

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