GOLDIE

ORO LÍQUIDO PARA ENDULZAR EL ALMA

Nacido en Escocia en 1820 en el poblado pesquero de Greenock, Abram Lyle creció en un ambiente de prosperidad económica y social general para el mundo entero, pero en particular para Gran Bretaña. Comenzaban a transitar los años finales del periodo histórico denominado como La Revolución Industria que fue cuando muchos países del mundo gozaban de bienestar económico y fue el período dónde se hicieron las transformaciones sociales más importantes de la historia de la humanidad.

De espíritu inquieto y emprendedor, Abram comenzó su vida laboral a los 12 años como aprendiz en la oficina de un abogado, pero al poco tiempo comenzó a trabajar en el negocio de tonelería de su padre. Si bien se encargaban de la carga y traslado de toneles, eran apasionados de este oficio artesanal que practicaban sus antepasados Celtas.

Abram Lyle construyó una carrera en el mundo del transporte marítimo, en sociedad con su íntimo amigo, John Kerr. Su flota creció hasta convertirse en una de las más grandes de Greenock.

Como propietario de un barco y tonelero, Lyle trabajó en el transporte de azúcar durante muchos años y en 1865, agregó el refinado de azúcar a sus intereses comerciales a través de la compra de Glebe Sugar Refinery.

Después de la muerte de su socio principal, John Kerr, en 1872, Lyle vendió sus acciones y buscó un sitio para una comenzar una nueva refinería.

En 1883, Abram Lyle & Sons comenzó a derretir azúcar en la refinería Plaistow y a notar que el proceso de refinación de la caña de azúcar producía un jarabe parecido a la melaza que generalmente se desperdiciaba, pero que podía refinarse para hacer una deliciosa conserva y edulcorante para cocinar.

Bautizaron «Goldie» a este manjar que se elaboró desde el principio, en cantidades pequeñas, pero la demanda hizo que enseguida comenzara a crecer la producción.

El jarabe se vertía en toneles de madera y se vendía a empleados y clientes locales. Se corrió la voz rápidamente acerca de un jarabe, un exquisito manjar que servía para endulzar cualquier comida, incluida la salada, ya que inhibía por completo cualquier indicio de sabor acido.

En unos pocos meses, vendían una tonelada por semana.

Los barriles de madera pronto fueron reemplazados por los dispensadores de jarabe dorado «Goldie» de Lyle, que se encontraban en los estantes de las tiendas de comestibles.

En 1859 el comerciante inglés del azúcar Henry Tate se asoció con John Wright, una refinería de azúcar con sede en Manesty Lane, en la ciudad de Liverpool. Dicha sociedad terminó 10 años después y los dos hijos de Tate, Alfred y Edwin, se unieron al negocio de su padre y formaron Henry Tate & Sons. En 1872 el Grupo inauguró una nueva refinería en Love Lane, Liverpool.

Tate tenía buen ojo para la innovación y los avances tecnológicos. Durante la construcción de la refinería Love Lane, adaptó los planos para dar cabida a una nueva técnica de refinado que aumentaría la producción de azúcar blanca. Cuando la refinería entró en funcionamiento en 1872, producía 400 toneladas de azúcar por semana.

Abram Lyle murió en 1891, 30 años antes que Henry Tate & Sons y Abram Lyle & Sons se fusionaran, refinando entre ellos alrededor del 50% del azúcar del Reino Unido. Una fusión táctica, esta nueva compañía se convertiría en uno de los principales actores del mercado mundial de azúcar.

«Goldie», el jarabe dorado de Lyle se vendió por primera vez al público en latas, en 1885.

En la actualidad, más de un millón de latas salen de Plaistow cada mes.

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