Nunca me voy a olvidar como salpicaba el agua de la pileta del hotel San Marcos. No porque alguien se estuviera tirando de bomba sino porque había doce personas en ella que acababan de ganar el Seven Internacional de Punta del Este y no paraban de agitar las aguas.
La alegría era inmensa, nadie dejaba de cantar y de sonreír. No era para menos. Nos habíamos divertido y mucho.
Atrás quedaban esfuerzos individuales y colectivos y muchas cosas que jamás voy a olvidar.
Todo empezó a fines de noviembre de 1994 cuando luego de varias prácticas en Gimnasia y Esgrima, Miguel Setién dio la nómina de los seleccionados. Faltaba un mes y medio y había que ponerse a entrenar fuerte. Sabíamos que el Seven iba a ser duro, como siempre. Pero esta vez sonaban nombres que ponían nervioso a cualquiera: Lomu, Rush, Lima, Charvet, Tune, y por supuesto El mago, el más grande, Waisale Serevi.
Empecé a entrenarme con mi compañero y amigo Diego Albanese en un gimnasio de alto rendimiento en Vicente López. Casi nos ponen un cuarto en el “Tarek” ya que estábamos prácticamente todo el día. Fue un gran esfuerzo.
Cada jugador entrenó de la misma forma y todos estábamos con muchas ganas de divertirnos. Como nos decía Miguel Setien “Ante todo, diviértanse. Eso sí, de la única que se van a divertir a este nivel es jugando bien.”
Tenía mucha razón.
Llegamos a Punta del Este y desde el principio las cosas se empezaron a encaminar. La organización como siempre, impecable. La gente de Old Boys hacía que las cosas para el equipo fueran mucho más fáciles. Todo en su lugar y bien programado. Solo teníamos que concentrarnos en jugar y divertirnos.
El primer día un poco de playa, aunque la voz inconfundible de Miguel nos sacaba de Solanas cuando el horario era el justo. Habíamos ido a jugar. La diversión vendría más tarde.
Me acuerdo que entrenábamos en el mismo lugar que los fijianos. Nos asustamos de la cantidad de abdominales que hacían. El “Yanqui” Martin y el “Orco” Viel eran los únicos que podían igualarlos. Todos los equipos estaban afiladísimos. Francia a full, Australia ni que hablar y Nueva Zelanda con su nueva estrella Lomu, y Rush era junto con Fiji, los firmes candidatos. Hasta nosotros discutíamos sobre quien de los dos ganaría. Aunque en la mente de todos estaba inmadura la idea de que por ahí…el batacazo.
El Seven empezó con todo y nosotros también. A diferencia de otros años el torneo se disputaba en un estadio más chico, ya que el Campus de Maldonado se preparaba para la Copa América.
El primer día hicimos una puesta a punto contra Montevideo y le ganamos bien a Estados Unidos. Contra Montevideo hicimos u try en conjunto que hasta hoy recuerdo. El “Darda” Del Castillo lo apoyó, pero había pasado por las manos de todo el equipo.